Lecturas para boda católica

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lecturas para boda católica

Para los católicos, es una de las partes más emotivas de la ceremonia religiosa. En la mayoría de los casos, los sacerdotes os darán la posibilidad de elegir las lecturas, que tienen lugar tanto en las bodas con misa como sin misa.

Normalmente se elige una “Primera lectura”, el “Salmo”, una “Segunda lectura” (pedid a un familiar o amigo que las lean) y el “Evangelio”. Asimismo, es importante que aviséis al párroco con cierta antelación de las lecturas que habéis elegido para que él pueda prepararse la homilía.

Tened en cuenta que cuando la boda se celebra en domingo o en un día festivo para los católicos, los novios no pueden elegir las lecturas, ya que hay que atenerse a la liturgia.

Aquí tenéis una selección de las lecturas que podéis elegir para vuestra boda, con una frase representativa en negrita que os facilitará hacer una primera criba.

Además, recordad que muchos párrocos os permitirán, si así lo disponéis, que algún familiar o amigo lean un texto escrito por ellos mismos y en honor a los novios (si os gusta la idea, en Ideasparaunaboda.com encontraréis un artículo muy práctico sobre Cómo leer en público). Eso sí, como os comento, hay que pedir permiso con tiempo al párroco, y este dará pie a la presentación, normalmente antes de que tenga lugar la “Primera lectura”: “Antes de escuchar la palabra del Señor, XXXXX, XXXXX de los novios, quiere dirigirles unas cariñosas palabras”.

PRIMERAS LECTURAS
LIBRO DEL GÉNESIS
Gén. 1, 26-28. 31a.
“Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”.

26 Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza; y que le estén sometidos los peces del mar y las aves del cielo, el ganado, las fieras de la tierra, y todos los animales que se arrastran por el suelo”.
27 Y Dios creó al hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer.
28 Y los bendijo, diciéndoles: “Sean fecundos, multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todos los vivientes que se mueven sobre la tierra”.
31 Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el sexto día.

Gén. 2, 18-24.
“No está bien que el hombre esté solo”.

18 Después dijo el Señor Dios: “No conviene que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada”.
19 Entonces el Señor Dios modeló con arcilla del suelo a todos los animales del campo y a todos los pájaros del cielo, y los presentó al hombre para ver qué nombre les pondría. Porque cada ser viviente debía tener el nombre que le pusiera el hombre.
20 El hombre puso un nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves del cielo y a todos los animales del campo; pero entre ellos no encontró la ayuda adecuada.
21 Entonces el Señor Dios hizo caer sobre el hombre un profundo sueño, y cuando este se durmió, tomó una de sus costillas y cerró con carne el lugar vacío.
22 Luego, con la costilla que había sacado del hombre, el Señor Dios formó una mujer y se la presentó al hombre.
23 El hombre exclamó: “¡Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Se llamará Mujer, porque ha sido sacada del hombre”.
24 Por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y los dos llegan a ser una sola carne.

Gen. 24, 48-51. 58-67.
“Isaac se casa con Rebeca”.

48 y postrándome, adoré y bendije al Señor, el Dios que me guió por el buen camino, para que pudiera llevar al hijo de mi patrón una hija de su pariente.
49 Y ahora, si ustedes están dispuestos a ofrecer a mi patrón una auténtica prueba de amistad, díganmelo; si no, díganmelo también. Así yo sabré a qué atenerme”.
50 Labán y Betuel dijeron: “Todo esto viene del Señor. Nosotros no podemos responderte ni sí ni no.
51 Ahí tienes a Rebeca: llévala contigo, y que sea la esposa de tu patrón, como el Señor lo ha dispuesto.
58 Entonces llamaron a Rebeca y le preguntaron: “¿Quieres irte con este hombre?”. “Sí”, respondió ella.
59 Ellos despidieron a Rebeca y a su nodriza, lo mismo que al servidor y a sus acompañantes,
60 y la bendijeron, diciendo: “Hermana nuestra, que nazcan de ti millares y decenas de millares; y que tus descendientes conquisten las ciudades de sus enemigos”.
61 Rebeca y sus sirvientas montaron en los camellos y siguieron al hombre. Este tomó consigo a Rebeca, y partió.
62 Entretanto, Isaac había vuelto de las cercanías del pozo de Lajai Roí, porque estaba radicado en la región del Négueb.
63 Al atardecer salió a caminar por el campo, y vio venir unos camellos.
64 Cuando Rebeca vio a Isaac, bajó del camello
65 y preguntó al servidor: “¿Quién es ese hombre que viene hacia nosotros por el campo?”. “Es mi señor”, respondió el servidor. Entonces ella tomó su velo y se cubrió.
66 El servidor contó a Isaac todas las cosas que había hecho,
67 y este hizo entrar a Rebeca en su carpa. Isaac se casó con ella y la amó. Así encontró un consuelo después de la muerte de su madre.

LIBRO DE LOS PROVERBIOS
Prov. 31, 10-13. 19-20. 30-31.
“Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará?

10 Una buena ama de casa, ¿quién la encontrará? Es mucho más valiosa que las perlas.
11 El corazón de su marido confía en ella y no le faltará compensación.
12 Ella le hace el bien, y nunca el mal, todos los días de su vida.
13 Se procura la lana y el lino, y trabaja de buena gana con sus manos.
19 Aplica sus manos a la rueca y sus dedos manejan el huso.
20 Abre su mano al desvalido y tiende sus brazos al indigente.
30 Engañoso es el encanto y vana la hermosura: la mujer que teme al Señor merece ser alabada.
31 Entréguenle el fruto de sus manos y que sus obras la alaben públicamente.

SALMOS RESPONSORIALES
Salmo 32 (33), 12 y 18. 20-21. 11.
“La misericordia del Señor llena la Tierra”.

La misericordia del Señor llena la Tierra.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan su misericordia.
(Todos) La misericordia del Señor llena la Tierra.

Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón, en su santo nombre confiamos.
(Todos) La misericordia del Señor llena la Tierra.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
(Todos) La misericordia del Señor llena la Tierra.

Salmo 33 (34), 2-3. 4-5. 6-7. 8-9.
“Gusten y vean qué bueno es el Señor”.

Gustad y ved qué bueno es el Señor.
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.
(Todos) Gustad y ved qué bueno es el Señor.

Proclamad conmigo la misericordia del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor y me respondió, me libró de todas mis ansias.
(Todos) Gustad y ved qué bueno es el Señor.

Contempladlo y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha y lo salva de sus angustias.
(Todos) Gustad y ved qué bueno es el Señor.

El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él.
(Todos) Gustad y ved qué bueno es el Señor.

Salmo 102 (103). 1-2. 8 y 13. 17-18A.
“El Señor es compasivo y misericordioso”.

El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.
(Todos) El Señor es compasivo y misericordioso.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles.
(Todos) El Señor es compasivo y misericordioso.

La misericordia del Señor dura por siempre,
su justicia pasa de hijos a nietos: para los que guardan la alianza.
(Todos) El Señor es compasivo y misericordioso.

Salmo 111 (112). 1-2. 3-4. 5-7A. 7BC-8.9.
“Dichoso quien ama de corazón los mandatos del Señor”.

Dichoso quien ama de corazón los mandatos del Señor.
Dichoso quien teme al Señor.
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.
(Todos) Dichoso quien ama de corazón los mandatos del Señor.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
(Todos) Dichoso quien ama de corazón los mandatos del Señor.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará, su recuerde será perpetuo.
(Todos) Dichoso quien ama de corazón los mandatos del Señor.

No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta ver derrotados a sus enemigos.
(Todos) Dichoso quien ama de corazón los mandatos del Señor.

Reparte limosna a los pobres,
su caridad es constante, sin falta
y alzará la frente con dignidad.
(Todos) Dichoso quien ama de corazón los mandatos del Señor.

Salmo 127 (128). 1-2. 3. 4-5 ac y 6a.
“Dichosos los que temen al Señor”.

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien.
(Todos) Dichoso el que teme al Señor.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa; tus hijos,
como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa.
(Todos) Dichoso el que teme al Señor.

Ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida.
(Todos) Dichoso el que teme al Señor.

Salmo 144 (145). 8-9. 10 y 15. 17. 18.
“El Señor es bueno con todos”.

El Señor es bueno con todos
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad; el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas.
(Todos) El Señor es bueno con todos.

Que todas sus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Los ojos de todos te están aguardando, tú les das la comida a su tiempo.
(Todos) El Señor es bueno con todos.

El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones.
Cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.
(Todos) El Señor es bueno con todos.

Salmo 148. 1-2. 9-10. 11-13ab. 13c-14a.
“Alabad el nombre del Señor”.

Alabad el nombre del Señor.
Alabad al Señor en el cielo, alabad al Señor en lo alto;
alabadlo, todos sus ángeles, alabadlo, todos sus ejércitos.
(Todos) Alabad el nombre del Señor.

Alabadlo, sol y luna; alabadlo, estrellas lucientes;
alabadlo, espacios celestes, y aguas que cuelgan en el cielo.
(Todos) Alabad el nombre del Señor.

Reyes y pueblos del orbe, príncipes y jefes del mundo,
los jóvenes y también las doncellas, los viejos junto con los niños.
(Todos) Alabad el nombre del Señor.

Alaben el nombre del Señor, el único nombre sublime.
Alabanza de todos sus fieles, de Israel su pueblo escogido.
(Todos) Alabad el nombre del Señor.

SEGUNDAS LECTURAS
LECTURAS DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS
Rom. 8, 31b-35. 37-39.
“Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?”.

31 Ante esto ¿qué diremos? Si Dios está por nosotros ¿quién contra nosotros?
32 El que no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él graciosamente todas las cosas?
33 ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es quien justifica.
34 ¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, el que murió; más aún el que resucitó, el que está a la diestra de Dios, y que intercede por nosotros?
35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?
37 Pero en todo esto salimos vencedores gracias a aquel que nos amó.
38 Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades
39 ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro.

Rom. 12, 1-2. 9-13.
“Que la caridad entre ustedes no sea una farsa”.

1 Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, que ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual.
2 Y no os acomodéis al mundo presente, antes bien transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto.
9 Vuestra caridad sea sin fingimiento; detestando el mal, adhiriéndoos al bien;
10 amándoos cordialmente los unos a los otros; estimando en más cada uno a los otros;
11 con un celo sin negligencia; con espíritu fervoroso; sirviendo al Señor;
12 con la alegría de la esperanza; constantes en la tribulación; perseverantes en la oración;
13 compartiendo las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad.

Rom. 15, 1b-3a. 5-7. 13.
“Debemos no buscar nuestro propio agrado”.

1 Nosotros, los fuertes, debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles y no buscar nuestro propio agrado.
2 Que cada uno de nosotros trate de agradar a su prójimo para el bien, buscando su edificación;
3 pues tampoco Cristo buscó su propio agrado.
5 Y el Dios de la paciencia y del consuelo os conceda tener los unos para con los otros los mismos sentimientos, según Cristo Jesús,
6 para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
7 Por tanto, acogeos mutuamente como os acogió Cristo para gloria de Dios.
13 El Dios de la esperanza os colme de todo gozo y paz en vuestra fe, hasta rebosar de esperanza por la fuerza del Espíritu Santo.

LECTURAS DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS
Cor. 6, 13c-15a.17-20.
“¿No saben que sus cuerpos son para miembros de Cristo?”.

13 La comida para el vientre y el vientre para la comida. Mas lo uno y lo otro destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo.
14 Y Dios, que resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros mediante su poder.
15 ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? Y ¿había de tomar yo los miembros de Cristo para hacerlos miembros de prostituta? ¡De ningún modo!
17 Mas el que se une al Señor, se hace un solo espíritu con él.
18 ¡Huid de la fornicación! Todo pecado que comete el hombre queda fuera de su cuerpo; mas el que fornica, peca contra su propio cuerpo.
19 ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es santuario del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios, y que no os pertenecéis?
20 ¡Habéis sido bien comprados! Glorificad, por tanto, a Dios en vuestro cuerpo.

Cor. 7, 10-14.
“A los ya casados les mando. Bueno, no yo, el Señor”.

10 En cuanto a los casados, les ordeno, no yo sino el Señor: que la mujer no se separe del marido,
11 mas en el caso de separarse, que no vuelva a casarse, o que se reconcilie con su marido, y que el marido no despida a su mujer.
12 En cuanto a los demás, digo yo, no el Señor: Si un hermano tiene una mujer no creyente y ella consiente en vivir con él, no la despida.
13 Y si una mujer tiene un marido no creyente y él consiente en vivir con ella, no le despida.
14 Pues el marido no creyente queda santificado por su mujer, y la mujer no creyente queda santificada por el marido creyente. De otro modo, vuestros hijos serían impuros, mas ahora son santos.

Cor. 12, 31-13, 8a.
“Si no tengo amor, de nada me sirve”.

Hermanos: Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino mejor.
Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden. Ya podría tener el don de predicación y conocer todos los secretos y todo el saber; podría tener una fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada. Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es comprensivo, el amor es servicial y no tiene envidia; el amor no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita, no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites.
El amor no pasa nunca.

LECTURAS DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS EFESIOS
Efesios 4, 1-6.
“Sean siempre humildes y amables”.

1 Os exhorto, pues, yo, preso por el Señor, a que viváis de una manera digna de la vocación con que habéis sido llamados,
2 con toda humildad, mansedumbre y paciencia, soportándoos unos a otros por amor,
3 poniendo empeño en conservar la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.
4 Un solo Cuerpo y un solo Espíritu, como una es la esperanza a que habéis sido llamados.
5 Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo,
6 un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos.

Efesios 5, 2a. 25-32.
“Vivan en el amor como Cristo nos amó”.

2 y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros
25 Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella,
26 para santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra,
27 y presentársela resplandeciente a sí mismo; sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada.
28 Así deben amar los maridos a sus mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer se ama a sí mismo.
29 Porque nadie aborreció jamás su propia carne; antes bien, la alimenta y la cuida con cariño, lo mismo que Cristo a la Iglesia,
30 pues somos miembros de su Cuerpo.
31 Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne.
32 Gran misterio es éste, lo digo respecto a Cristo y la Iglesia.
33 En todo caso, en cuanto a vosotros, que cada uno ame a su mujer como a sí mismo; y la mujer, que respete al marido.

LECTURA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS FILIPENSES
Filipenses 4, 4-9.
“Estén siempre alegres en el Señor”.

4 Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres.
5 Que vuestra mesura sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca.
6 No os inquietéis por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presentad a Dios vuestras peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias.
7 Y la paz de Dios, que supera todo conocimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
8 Por lo demás, hermanos, todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio, todo eso tenedlo en cuenta.
9 Todo cuanto habéis aprendido y recibido y oído y visto en mí, ponedlo por obra y el Dios de la paz estará con vosotros.

LECTURA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS COLOSENSES
Col. 3, 12-17.
“Sobrellévense mutuamente y perdónense”.

13 soportándoos unos a otros y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro. Como el Señor os perdonó, perdonaos también vosotros.
14 Y por encima de todo esto, revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección.
15 Y que la paz de Cristo presida vuestros corazones, pues a ella habéis sido llamados formando un solo Cuerpo. Y sed agradecidos.
16 La palabra de Cristo habite en vosotros con toda su riqueza; instruíos y amonestaos con toda sabiduría, cantad agradecidos, himnos y cánticos inspirados,
17 y todo cuanto hagáis, de palabra y de boca, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por su medio a Dios Padre.

LECTURA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS HEBREOS
Heb. 13, 1-4a. 5-6b.
“Conserven el amor fraterno y no olviden la hospitalidad”.

1 Permaneced en el amor fraterno.
2 No os olvidéis de la hospitalidad; gracias a ella hospedaron algunos, sin saberlo, a ángeles.
3 Acordaos de los presos, como si estuvierais con ellos encarcelados, y de los maltratados, pensando que también vosotros tenéis un cuerpo.
4 Tened todos en gran honor el matrimonio, y el lecho conyugal sea inmaculado; que a los fornicarios y adúlteros los juzgará Dios.
5 Sea vuestra conducta sin avaricia; contentos con lo que tenéis, pues él ha dicho: “No te dejaré ni te abandonaré”;
6 de modo que podamos decir confiados: “El Señor es mi ayuda; no temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre?”.

LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PEDRO
Pedro, 3, 1-9.
“Las mujeres sean sumisas a los propios maridos”.

1 Igualmente, vosotras, mujeres, sed sumisas a vuestros maridos para que, si incluso algunos no creen en la Palabra, sean ganados no por las palabras sino por la conducta de sus mujeres,
2 al considerar vuestra conducta casta y respetuosa.
3 Que vuestro adorno no esté en el exterior, en peinados, joyas y modas,
4 sino en lo oculto del corazón, en la incorruptibilidad de un alma dulce y serena: esto es precioso ante Dios.
5 Así se adornaban en otro tiempo las santas mujeres que esperaban en Dios, siendo sumisas a sus maridos;
6 así obedeció Sara a Abraham, llamándole = Señor. = De ella os hacéis hijas cuando obráis bien, sin tener ningún temor.
7 De igual manera vosotros, maridos, en la vida común sed comprensivos con la mujer que es un ser más frágil, tributándoles honor como coherederas que son también de la gracia de Vida, para que vuestras oraciones no encuentren obstáculo.
8 En conclusión, tened todos unos mismos sentimientos, sed compasivos, amaos como hermanos, sed misericordiosos y humildes.
9 No devolváis mal por mal, ni insulto por insulto; por el contrario, bendecid, pues habéis sido llamados a heredar la bendición.

LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN JUAN
Juan 3, 18-24.
“No amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras”.

18 Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad.
19 En esto conoceremos que somos de la verdad, y tranquilizaremos nuestra conciencia ante Él,
20 en caso de que nos condene nuestra conciencia, pues Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo.
21 Queridos, si la conciencia no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios,
22 y cuanto pidamos lo recibimos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.
23 Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros tal como nos lo mandó.
24 Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio.

Juan 4, 7-12.
“Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios”.

7 Queridos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.
8 Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor.
9 En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene; en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él.
10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados.
11 Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros.
12 A Dios nadie le ha visto nunca.Si nos amamos unos a otros,Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.

LECTURA DEL LIBRO DEL APOCALIPSIS
Ap. 19, 1. 5-9a.
“Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero”.

1 Después oí en el cielo como un gran ruido de muchedumbre inmensa que decía: “¡Aleluya! La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios,
5 Y salió una voz del trono, que decía: “Alabad a nuestro Dios, todos sus siervos y los que le teméis, pequeños y grandes”.
6 Y oí el ruido de muchedumbre inmensa y como el ruido de grandes aguas y como el fragor de fuertes truenos. Y decían: “¡Aleluya! Porque ha establecido su reinado el Señor, nuestro Dios Todopoderoso.
7 Alegrémonos y regocijémonos y démosle gloria, porque han llegado las bodas del Cordero, y su Esposa se ha engalanado
8 y se le ha concedido vestirse de lino deslumbrante de blancura – el lino son las buenas acciones de los santos”-.
9 Luego me dice: “Escribe: Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero.”

EVANGELIOS
LECTURAS DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO
Mateo 5, 1-12 a.
“Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”.

1 Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él.
2 Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
3 “Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
4 Felices los afligidos, porque serán consolados.
5 Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
6 Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
7 Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
8 Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
9 Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
10 Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
11 Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
12 Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.

Mateo 5, 13-16.
“Ustedes son la sal de la tierra”.

13 Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.
14 Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña.
15 Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa.
16 Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.

Mateo 7, 21. 24-25.
“No todo el que me dice ‘Señor, Señor’ entrará en el reino de los cielos”.

21 No son los que me dicen: “Señor, Señor”, los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
24 Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca.
25 Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca.

Mateo 19, 3-6.
“Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre”.

3 Se acercaron a él algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le dijeron: “¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?”.
4 Él respondió: “¿No han leído ustedes que el Creador, desde el principio, los hizo varón y mujer; 5 y que dijo: Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos no serán sino una sola carne?
6 De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”.

Mateo 22, 35-40.
“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser”.

35 y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:
36 “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?”.
37 Jesús le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu.
38 Este es el más grande y el primer mandamiento.
39 El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
40 De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas”.

LECTURAS DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS
Marcos 10, 6-9.
“Al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer”.

6 Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer.
7 Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer,
8 y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne.
9 Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”.

LECTURAS DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN
Juan 2, 1-11.
“Había una boda en Caná de Galilea”.

1 Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús.
2 Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos.
3 Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: “No tienen vino.”
4 Jesús le responde: “¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.”
5 Dice su madre a los sirvientes: = “Haced lo que él os diga.” =
6 Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una.
7 Les dice Jesús: “Llenad las tinajas de agua.” Y las llenaron hasta arriba.
8 “Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala.” Ellos lo llevaron.
9 Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio
10 y le dice: “Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora.”
11 Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos.

Juan 15, 9-12.
“Como el Padre me ha amado, así les he amado yo”.

9 Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor.
10 Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
11 Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado.
12 Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado.

Juan 15, 12-16.
“Éste es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo les he amado”.

12 Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado.
13 Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos.
14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
15 No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
16 No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda.

Juan 17, 23-23.
“Que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti”.

23 yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí.

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